MG era una marca que volvía a estar de moda en Europa, gracias a las versiones deportivas que vendía de los Rover 45 y 75, conocidas como ZR y ZS respectivamente, además del roadster TF. Así que los ingleses decidieron complementar la marca con un modelo un poco más radical, y presentaron en el año 2001 el concept MG X80.

Y pese a lo que muchos podáis pensar, no se quedó ahí, pues el proyecto vio luz verde y se llevó a producción. Pero la historia que hay hasta llegar al mercado, es digna de película.
Fabricado en Italia
Alejandro DeTomaso había decidido devolver a su marca los tiempos de gloria pasados, vividos gracias a sus prestacionales modelos, con el Pantera como máximo exponente. El DeTomaso Guarà no había supuesto la revolución que el argentino esperaba, así que recurrió al mágico lápiz de Marcelo Gandini para crear el Biguà. Pero el agujero financiero de DeTomaso era cada vez mayor, y se vio en la necesidad de buscar un socio capitalista para fabricar su nueva criatura.

Bruce Qvale, hijo de un conocido importador americano de coches, en su mayoría británicos, decidió ayudar a Alejandro, que con la colaboración vio la oportunidad de importar el nuevo modelo a Estados Unidos, motivo por el que se cambió el nombre por el de Mangusta, evocando al mítico modelo de DeTomaso. Pero antes de entregar las primeras unidades, los dos socios se separaron, y el argentino prohibió usar su marca en la venta del vehículo.
Paneles desde Reino Unido hasta Italia, y vuelta ensamblado a Longbridge; la producción alcanzó un coste inasumible
Bruce se encontró con unos coches de diseño peculiar, que no tenían una gran nombre detrás, pues habían pasado a llamarse Qvale Mangusta, y con una recesión económica a la vuelta de la esquina. Con menos de 300 unidades vendidas, decidió en el 2003 vender los derechos de Qvale al grupo MG Rover.
Los británicos crearon una compañía subsidiaria llamada MG X80 Ltd. para la fabricación del nuevo modelo, que partía del chasis del fallido Mangusta. La atracción principal de la compra eran las potenciales ventas que el coche podría tener en el mercado americano, pues el Qvale estaba homologado para venderse en ultramar.
El diseñador Peter Stevens dotó al concept X80 de un aspecto mucho más agresivo. De ello se encargaba una cintura musculada gracias a unos abultados pasos de rueda y unas enormes branquias laterales.

Y las prestaciones iban en consonancia a su aspecto exterior, pues el modelo montaba un bloque de origen Ford de 4.6 litros que rendía una potencia de 320cv, capaz de lanzarlo a más de 260km/h.

Un año después, vio la luz la versión SV-R. Modificado por Roush, el preparador americano sustituyó el bloque original por un 5.0 litros de 23 válvulas que rendía 385cv y elevaban la velocidad máxima a 282Km/h. En el plano estético se añadía un generoso alerón que dotaba al modelo de un punto muy macarra.

El coste de la producción
La marca británica había planteado el modelo como un producto de precio asequible dentro de su categoría, y es por ello que muchas de las piezas interiores y exteriores eran de Fiat. Concretamente los focos delanteros correspondían a la segunda generación del Fiat Punto, y los pilotos traseros provenían del Fiat Coupé.

Pero la exótica producción fue un hándicap para los beneficios. SP Systems se encargaba de la fabricación en el Reino Unido de los paneles de la carrocería, la mayoría en carbono, y luego los enviaba a Belco Avia, situada cerca de Turín, donde se ensamblaban junto al chasis y la caja de cambios. El conjunto se enviaba de vuelta a la isla, esta vez a la fábrica de MG Rover en Longbridge, donde se acababan de poner a punto para su venta.
El coste final, de 65.000£, —83.000£ la versión SV-R— junto al peculiar diseño, condenaron al cese de su producción con solo 82 unidades fabricadas, la mayoría vendidas en Asia y el Reino Unido.

¿Y en Estados Unidos? Una unidad cruzó el charco, el único XPower SV-S, donde un compresor se encargaba de sacar 385cv del bloque 4.6 litros.
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