Hace años, un grupo de amigos
decidió reunirse en Montjuïc el último sábado de cada mes para exponer y
contemplar sus vehículos clásicos, y así compartir afición e intercambiar
conocimientos y vivencias en la montaña mágica, un entorno tan bucólico como tranquilo
dentro de la ciudad de Barcelona.
Hoy en día la concentración de clásicos de Montjuïc es ya una tradición, y es capaz de reunir a cientos de aficionados de coches de todos los tipos y todas las épocas, como demostró la última reunión del año 2019, que ocupó por completo los estacionamientos del Carrer dels Tarongers, ubicados a los pies del castillo.
Así, no es de extrañar ver un BMW M3 al lado de un Seat 850, o un nuevo Alpine A110 retrovisor con retrovisor con un Lancia Beta Montecarlo. Y es que si por algo se distingue esta reunión mensual es por el hecho de acoger en el mismo sitio personas con modelos de coches diametralmente opuestos, pero que comparten una misma afición: el mundo del motor.
No sabremos cuanto más nos
dejaran disfrutar los gobernantes de esta bonita tradición. También creemos que
visto al castigo al que están expuestos los vehículos clásicos en la ciudad
condal, sería mejor buscar un lugar alternativo donde esta parte de la historia
de nuestro país sea mejor recibida. Pero lo que si tenemos seguro es que, se
celebre donde se celebre, seguiremos disfrutando de ese olor a gasolina mal
quemada que transporta nuestra mente a una época donde, indudablemente, todo
era mejor.